Hay veces que las fuerzas nos fallan, y nos abandonamos a nosotros mismos. Nos damos tanto a los demás que perdemos el amor propio, el egoísmo sano de echarle huevos y tirar palante. Cuando nos damos cuenta de eso estamos tan inmersos en la vida de los demás que es difícil imaginarte viviendo tu propia vida, luchando por ti primero, y después por los tuyos. He absorvido la comodidad, las recompensas de vivir para los demás, y no me he dado cuenta de lo sola que estoy, porque me he dejado de lado, me he abandonado, y no sé ni cómo ni por dónde empezar. He de hacer un cambio de prioridades y luchar más por mí. No puedo seguir pisándome, ni dejar que nada ni nadie me derrote. Coger fuerzas. Respirar hondo. Mi vida empieza ahora.
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